Una reseña de «La casa de las bellas durmientes» (眠れる美女), de Kawabata Yasunari
Leer a Kawabata requiere que aceptemos un pacto implícito que debe quedar bien claro a lo largo de todo el relato: estamos leyendo en español una novela pensada, imaginada y escrita en japonés, por lo que cualquier análisis lingüístico sería una falacia. A pesar de esto, y al contrario de otros escritores orientales, la narración de Kawabata nos invita a navegar por los ríos de su prosa. La casa de las bellas durmientes, novela de madurez, narra las visitas de un anciano a un burdel al que los clientes acuden para dormir junto a las mujeres. Pueden tocarlas, olerlas, mirarlas y hasta hablarles, pero no más que eso. Están dormidas antes de la llegada de sus clientes y así permanecen hasta que se retiran. El narrador nos repite tantas veces que a Eguchi, el protagonista, nada le parece extraño que la sensación de que estamos dentro de un mundo siniestro es inevitable.